La historia intelectual como dirección en la metodología de la investigación histórica en el período de la posmodernidad. Historia intelectual - Historia intelectual Metodología de la historia intelectual

HISTORIA INTELECTUAL: el campo temático del conocimiento histórico actual, el tema de la investigación de la historia intelectual: todos los tipos de actividad creativa humana (incluidas sus condiciones, formas y resultados) en el espacio intelectual general y la retrospectiva histórica a largo plazo. Durante mucho tiempo (desde el siglo XIX) el concepto de "historia intelectual" estuvo asociado principalmente a la historia de la filosofía. En la primera mitad del siglo XX se afirmó la idea de que la historia intelectual estudia diferentes formas de pensamiento (pensamiento “metódico” - filosófico y científico; así como pensamiento “no metódico” - literatura, poesía, arte, etc.) en su dimensión histórica (FL Baumer). En las décadas de 1960 y 1970, la historia intelectual se encontró al margen de la historiografía. Fue criticado por centrarse en teorías y doctrinas "altas", por ignorar el contexto social de las ideas y las funciones sociales de la ciencia, por el "elitismo burgués", por un interés excepcional en los grandes pensadores y las tradiciones canónicas, por una falta de atención a los locales. tradiciones y cultura popular. A finales de los años 80 y 90, bajo la influencia de historia de las mentalidades y historia social ideas, hubo una renovación de la historia intelectual, basada en un análisis crítico de la historia social que dominó la historiografía europea occidental y americana. Básico contraste la historia intelectual fue reconocida como un contextualismo amplio, la conexión de las ideas que estudiaba con los contextos culturales y sociales (la relación de "interno" y "externo" - L. Kramer), en el que nacieron, se desarrollaron, difundieron, modificaron o interrumpido. Una nueva posición consciente de la historia intelectual fue la negativa a limitar las posibles perspectivas teóricas y metodológicas a cualquier concepto científico.

En la actualidad, se reconoce como fundamental tener en cuenta la interacción entre el movimiento de las ideas y su entorno histórico, aquellos contextos sociales, políticos, religiosos y culturales en los que nacen, difunden y se desarrollan las ideas. Los historiadores han notado durante mucho tiempo la cercanía de los campos de investigación de la historia intelectual y la historia cultural (H. E. Barnes), y especialmente la nueva historia cultural. Al construir un contexto cultural, la historia intelectual se convierte en una parte interna de la historia cultural, y la historia cultural sirve como el lado externo de la historia intelectual, por lo que los historiadores deben prestar atención a estos dos lados: el interno y el externo (D. R. Kelley). En esta perspectiva, los investigadores comenzaron a hablar sobre la implementación del proyecto "nueva historia cultural e intelectual", que ve su tarea principal en el estudio actividad intelectual y procesos en el campo de las ciencias humanitarias, sociales y naturales en su contexto sociocultural. La historia del conocimiento, la historia de la ciencia y la llamada "historia disciplinaria" (L.P. Repina) se convirtieron en parte integral de la historia intelectual. En 1994, se estableció la Sociedad Internacional de Historia Intelectual (ISIH) y se publican las siguientes revistas: Modern Intellectual History (desde 2004) e Intellectual History Review (desde 2007). La Sociedad Rusa de Historia Intelectual (ROII) fue fundada en noviembre de 2001 y se convirtió en una asociación pública que promueve el desarrollo de la investigación científica sobre los problemas de la historia intelectual. La empresa opera en 36 regiones Federación Rusa. La Junta Central de la ROII edita la publicación de información y análisis "Heraldo de la ROII" (se publica 3 veces al año). El órgano impreso del ROII es la revista científica Dialogue with Time: Almanac of Intellectual History (publicada desde 1999). La Sociedad lleva a cabo actividades científicas en estrecha colaboración con el Instituto de Historia Mundial de la Academia Rusa de Ciencias (Centro de Historia Intelectual, líder - Miembro Correspondiente de la Academia Rusa de Ciencias L.P. Repina).

SI Malovichko

La definición del concepto se cita de la ed.: Teoría y Metodología de la Ciencia Histórica. Diccionario terminológico. Reps. edición A.O. Chubaryan. [M.], 2014, pág. 135-137.

Literatura:

Repina LP La ciencia histórica en el cambio de los siglos XX-XXI: teorías sociales y práctica investigativa. M., 2011; Repina L.P. "Nueva ciencia histórica" ​​e historia social. M., 2009; Barnes HE Una historia intelectual y cultural del mundo occidental. Nueva York, 1937; Baumer F. L. Historia intelectual y sus problemas // The Journal of Modern History. 1949 vol. 21. No. 3. pág. 191-203; Kelley D. R. Historia intelectual e historia cultural: el interior y el exterior // Historia de las ciencias humanas. 2002 vol. 15. No. 2. P. 1-19; Kramer L. Historia intelectual y filosofía // Historia intelectual moderna. 2004 vol. 1. no 1. págs. 81-95.

Su premisa central es que las ideas no se desarrollan aisladas de las personas que las crean y utilizan, y que uno debe estudiar las ideas no como proposiciones abstractas, sino en términos de la cultura, la vida y los contextos históricos que las produjeron.

La historia intelectual busca comprender las ideas del pasado entendiéndolas en su contexto. El término "contexto" en la oración anterior es ambiguo: puede ser político, cultural, intelectual y social. Uno puede leer el texto ya sea en términos de un contexto cronológico (por ejemplo, como una contribución a una disciplina o tradición a medida que se extiende en el tiempo) o en términos de un momento intelectual contemporáneo (por ejemplo, como participación en una discusión particular en un tiempo y lugar determinado). Ambos actos de contextualización son típicos de lo que hacen los historiadores intelectuales, no son excepcionales. En términos generales, los historiadores intelectuales buscan ubicar conceptos y textos del pasado en diferentes contextos.

Es importante entender que la historia intelectual no es sólo la historia de la intelectualidad. Estudia las ideas tal como se expresan en los textos y, como tales, se diferencian de otras formas de historia cultural que también se ocupan de las pruebas visuales y no verbales. Cualquier rastro escrito del pasado puede ser objeto de la historia intelectual. El concepto de "intelectual" es relativamente reciente y sugiere a alguien profesionalmente involucrado con el pensamiento. En cambio, todo el que pone la pluma en el papel para explorar su pensamiento puede ser objeto de una historia intelectual. Un ejemplo famoso de la historia intelectual del estudio del pensador no canónico Carlo Ginzburg sobre el molinero italiano del siglo XVI, Menocchio en su obra seminal. queso y gusanos .

Aunque el campo salió de las disciplinas europeas Cultureschichte y Geistesgeschichte, el estudio histórico de las ideas lo llevan a cabo no sólo las tradiciones intelectuales occidentales, sino también otras, incluidas las de otras partes del mundo. Cada vez más, los historiadores piden una historia intelectual global que muestre paralelos e interconexiones en la historia del pensamiento de todas las sociedades humanas. Otra tendencia importante ha sido la historia del libro y la lectura, que ha llamado la atención sobre los aspectos materiales de cómo se diseñaron, produjeron, distribuyeron y leyeron los libros.

Historiografía intelectual

La historia intelectual como disciplina autoconsciente es un fenómeno relativamente nuevo. Sin embargo, tiene precedentes en la historia de la filosofía, en la historia de las ideas y en la historia de la cultura, tal como la practica Burckhardt o incluso Voltaire. La historia de la mente humana, tal como se la conocía en el siglo XVIII, fue de gran interés para científicos y filósofos, y sus esfuerzos se remontan en parte al llamado de Francis Bacon a nombrar la historia literaria en su Mejora en el estudio. En economía, John Maynard Keynes (1883-1946) fue tanto un historiador del pensamiento económico como un tema de estudio para los historiadores del pensamiento económico debido a la importancia de la revolución keynesiana. Sin embargo, la disciplina de la historia intelectual, tal como se entiende ahora, recién surgió en los años de la posguerra, en su encarnación anterior, como la “historia de las ideas” bajo la dirección de Arthur Lovejoy, fundador de la Revista de Historia de las Ideas. . Desde entonces, la formulación de Lovejoy de "ideas unitarias" ha sido desacreditada y reemplazada por descripciones más detalladas e históricamente más sensibles de la actividad intelectual, y este cambio se expresa en el reemplazo de la frase de historia de las ideas por historia intelectual .

La historia intelectual incluye la historia del pensamiento en muchas disciplinas, como la historia de la filosofía y la historia del pensamiento económico. Los conceptos analíticos, como la naturaleza de los paradigmas y las causas de los cambios de paradigma, se han tomado prestados del estudio de otras disciplinas, ejemplificado por el uso de las ideas de Thomas Kuhn sobre la estructura de las revoluciones científicas para explicar las revoluciones en el pensamiento en economía y otras disciplinas. .

En Europa continental, se pueden encontrar equivalentes de historia intelectual. Un ejemplo es el de Koselleck. Begriffsgeschichte(historia de los conceptos), aunque existen diferencias metodológicas entre el trabajo de Koselleck y sus seguidores y el trabajo de los historiadores intelectuales angloamericanos.

Otras lecturas

Reseñas

  • Horowitz, Maryanne Kline, ed. (2004). Un nuevo diccionario de la historia de las ideas(6 volúmenes) |format= requiere |url= (ayuda). Nueva York: Scribner. ISBN.
  • Isaac, Joel y otros, eds. Mundos de la historia intelectual estadounidense(Oxford University Press, 2017), 391 págs.
  • Samuel Moina y Andrew Sartori (editores) historia intelectual mundial (2013)
  • Diccionario de la historia de las ideas: exploración de ideas centrales seleccionadas editado por Philip P. Wiener, Nueva York: Charles Scribner's Sons, 1973-74. en línea: Volumen 1 , , ,
  • Grafton, Anthony. "Una historia de las ideas: prescripción y práctica, 1950-2000 y más allá". Revista de Historia de las Ideas 67#1 (2006): 1-32. en línea
  • Higham, John. "El surgimiento de la historia intelectual estadounidense", Revisión histórica estadounidense(1951) 56#3 págs. 453-471 en JSTOR
  • Rahman M. ed. Enciclopedia de historiografía(2006) extracto y búsqueda de texto
  • Schneider, Axel y Daniel Woolf, eds. Oxford Stories of Historical Writing: Volumen 5: Escritura histórica desde 1945 extractos
  • RD Enciclopedia global de escritura histórica(Biblioteca de referencia de humanidades de Garland) (2 vol 1998) extracto y búsqueda de texto

Monografías

  • Noam Chomsky y otros. La guerra fría y la universidad: hacia una historia intelectual de la posguerra, Nueva Prensa 1997
  • jacques le goff, Intelectuales en la Edad Media, traducido por Teresa Lavender Fagan. (Oxford: Blackwell, 1993)
  • Bertrand Russell. Una historia de la filosofía occidental: y su relación con las circunstancias políticas y sociales desde los primeros tiempos hasta la actualidad, Nueva York: Simon & Schuster, 1945.
  • Toews, John E. "Historia intelectual después del giro lingüístico La autonomía del significado y la irreductibilidad de la experiencia", en:

La historia de la filosofía es igualmente un campo filosófico e histórico del conocimiento humanitario. El estatuto disciplinario, en primer lugar, está determinado por la enseñanza de la ISP en las facultades de filosofía. Fue en esta capacidad, como la historia de la filosofía extranjera, que el tema se llenó de su contenido. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX. estudios en filosofía rusa, la filosofía de Oriente amplió el área temática de la investigación filosófica histórica nacional, que, por supuesto, pertenece al departamento filosófico. Y hasta hace poco, no había duda...

Sorprendentemente, la frase ahora familiar sobre la naturaleza interdisciplinaria del conocimiento humanitario moderno prácticamente no concierne a la historia de la filosofía, y si se recuerda, sigue siendo solo una frase en esta área. La historia de la filosofía prácticamente no ha sido tocada por los turbulentos procesos de actualización metodológica que la ciencia histórica mundial ha vivido hasta hace poco tiempo y aún comprende. Estos “cambios” o “giros” casi tectónicos, como les gusta repetir a los historiadores, observamos, siguiendo a los filósofos, -hermenéuticos, lingüísticos, histórico-culturales, de género, personalistas, regionales, etc.- crean un amplio campo interdisciplinario de la modernidad. investigación histórica con diferentes bases metodológicas. Durante los últimos 30 años, los filósofos profesionales rusos han tenido sus propias “alegrías”: a los historiadores de la filosofía se les ha dado la oportunidad de tratar temas, tendencias y personalidades que antes eran tabú; las definiciones orientadas ideológicamente con referencias obligatorias han desaparecido de los nombres de los títulos en los cursos de historia de la filosofía... Hay muchos espacios en blanco en la historia rusa de la filosofía: períodos completos del pensamiento occidental y oriental aún son poco conocidos (tome, por ejemplo, ejemplo, patrística, la "segunda escolástica" del siglo XVII, siglo XVIII doméstico, sin mencionar el XX, etc.) - allí es donde aplicar la fuerza filosófica y la cabeza ... Y no se puede decir que trabaje en estas áreas no se está llevando a cabo. La cuestión, obviamente, está en el tipo de investigación, en su orientación metodológica, en la disposición a buscar textos inéditos en los archivos, a publicar y traducir, a comentarlos. Este es un lado del asunto. Y debo decir que la cooperación interdisciplinaria es importante para el éxito de este trabajo. trabajo de archivo requiere cierta educación y experiencia práctica, pero los cursos de "disciplinas históricas auxiliares" (historiografía, estudios de fuentes, crítica textual, etc.) no se enseñan a los futuros historiadores de la filosofía. Evidentemente, es hora de desarrollar e incluir este tipo de cursos en su formación profesional.

Otro problema de la investigación histórica y filosófica moderna, que las lleva a un campo interdisciplinario, es la creación de un "archivo de la época", una hermosa metáfora formulada por el editor e investigador de filosofía G.G. Shpet T.G. Shchedrina, en mi opinión, abre un gran campo de investigación. Aquí es necesario sumergir el material filosófico en el contexto de la historia intelectual, para lo cual son importantes los procedimientos de "comprensión" conocidos por los filósofos para trabajar con el contexto cultural, los datos biográficos, el entorno intelectual, etc. La historia intelectual es un campo del conocimiento humanitario que los historiadores rusos han desarrollado activamente durante los últimos veinte años; en mi opinión, el campo está lo más cerca posible del "hogar" de los filósofos, sus estudios históricos y filosóficos. Según L. P. Repina, quien estuvo al comienzo de la institucionalización de esta dirección en nuestro país y dirigió la Sociedad Rusa de Historia Intelectual (ROII desde 2001). http://roii.ru/ 1), se puede imaginar la tendencia de desarrollo de la historiografía del siglo XX, que estudia la historia del pensamiento y la cultura espiritual de la humanidad, de la siguiente manera: “este es un movimiento de la historia de las ideas a la historia intelectual” 2 . El objetivo principal del ROII es " promover el desarrollo en Rusia de la investigación interdisciplinaria en el campo de la historia intelectual: la historia de todo tipo de actividad creativa, herramientas mentales, instituciones de comunicación intelectual y productos de la inteligencia humana, desarrollo historico esfera intelectual (incluyendo sus componentes artísticos, humanitarios, sociales, naturalistas, filosóficos) dentro del paradigma cultural general”. Creo que los filósofos deberían prestar atención a los estudios interdisciplinarios de los historiadores intelectuales, porque desde este lado, parece posible, no sin beneficio para la historia de la filosofía, desarrollar estudios del “archivo de época”, y estudios comparativos, y biografías intelectuales, y un amplio contexto cultural e histórico, ideas y tradiciones filosóficas pertenecientes no sólo a diferentes épocas, sino también a diferentes formaciones confesionales. Los filósofos tienen alguna experiencia en este sentido. Se ha acumulado en una gran y variada obra de conferencias y publicaciones de los filósofos de San Petersburgo T.V. Artemyeva y M.I. mikeshin 3 . Y no es coincidencia, como me parece, que esta experiencia esté conectada con estudios de la historia rusa de la filosofía en sus aspectos comparativos o receptivos.

La marca de "historia intelectual" como historia de las ideas es extremadamente fructífera en relación con la historia del pensamiento filosófico ruso. Por ejemplo, el origen del pensamiento metafísico en Rusia no puede entenderse sin estudiar la paulatina institucionalización de la teología ortodoxa desde el último tercio del siglo XVII y todo el siglo XVIII a través de las Academias y Seminarios Teológicos, en los que, aunque de manera lenta y peculiar, la formación sin embargo, se llevaron a cabo tareas y, por lo tanto, se formó una cultura intelectual. , en la que las ideas filosóficas también ocuparon un lugar determinado.

1 ROII tiene periódico- "Diálogo con el Tiempo: Almanaque de la Historia Intelectual", cuyo editor en jefe es Corr. RAS, Director Adjunto de IVI RAS L.P. Repina.

2 Repina LP La ciencia histórica en el cambio de los siglos XX-XXI: teorías sociales y práctica historiográfica. - M.: Krug, 2011. P.325.

3 Ver: Centro de San Petersburgo historia de las ideas fundada en 2001 ( http://ideahistory.org.ru/society.html); el almanaque "Edad filosófica" se ha publicado desde 1996 hasta la actualidad, en total se han publicado 37 volúmenes.

DE. Rusakova*

ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS EN LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA MODERNA:

ESCUELA DE "ANALES" Y "NUEVA HISTORIA INTELECTUAL"

El final del siglo XX estuvo marcado por tormentosas discusiones metodológicas entre historiadores representantes de varias escuelas nacionales y áreas de investigación. Para caracterizar la situación metodológica actual en la ciencia histórica, es importante determinar cuáles de las áreas de investigación existentes son prometedoras y capaces de formular la imagen de la historiografía del nuevo siglo.

Al considerar, por un lado, las escuelas científicas más autorizadas en la ciencia histórica moderna y, por otro lado, las más controvertidas, discutibles e incluso escandalosas, llegamos a la conclusión de que al menos dos estrategias de investigación se desarrollarán más. desarrollado a principios del siglo XXI. Uno estará conectado con las actividades de investigación de esa parte de la comunidad científica que, como guía metodológica, adopta marcos de programas, quizás los más autorizados entre los historiadores. diferentes paises colegio Annales. El otro, a nuestro juicio, trabajará en profundidad a la manera del paradigma posmodernista y resultará ser una continuación lógica de aquellas innovaciones que actualmente realizado por representantes de la llamada "nueva historia intelectual".

Es por ello que decidimos dar un breve análisis de las estrategias metodológicas de estas dos áreas de investigación en la ciencia histórica. Nos atrevemos a esperar que el conocimiento de ellos sea de interés no solo para los filósofos interesados ​​​​en la historia, sino también para los historiadores que desean encontrar su propio enfoque metodológico.

* Rusakova Olga Fredovna - Jefa del Departamento de Filosofía, Instituto de Física y Tecnología, Rama Ural de la Academia Rusa de Ciencias, Doctora en Ciencias Políticas, Profesora.

guía en la investigación científica. Además, esas búsquedas metodológicas que se discutirán son propias no solo de la ciencia histórica, sino también de todo el saber humanitario en general.

1. Escuela Annales: evolución metodológica

El movimiento Annals surgió como reacción a la rígida institucionalización de las ciencias sociales, que dividía el conocimiento sobre procesos públicos y estructuras a la economía, la ciencia política, la sociología, la antropología, la historia, etc. Los "analistas" se opusieron al llamado sistema "cómodo" de escribir la historia: aquí están los hechos políticos, aquí están los hechos económicos, aquí están la literatura y el arte, aquí están la industria y el comercio. En el cajón superior - política: "interna" - a la derecha, "externa" - a la izquierda. El siguiente cuadro: en la esquina derecha - "movimientos populares", en la izquierda - "organización de la sociedad". El "poder" dirige y comanda toda la cómoda.

Los principales esfuerzos de las figuras de los "Anales" se centraron en la lucha contra la división del conocimiento holístico en dos epistemologías mutuamente excluyentes: ideográfica y nomotética. La búsqueda de una síntesis interdisciplinaria que reúna varias áreas temáticas de investigación histórica en un nudo universalmente explicativo se ha convertido en la línea principal principal en el desarrollo de las opiniones de los representantes de esta importante escuela histórica del siglo XX.

A lo largo de la historia de su existencia, las ideas metodológicas de la escuela Annales han sufrido ciertos cambios. El nombre de la revista también ha cambiado. De 1929 a 1938 se llamó Annales de l'histoire économique et sociale. Su primer número se publicó en Estrasburgo en 1929. Los fundadores y editores fueron Lucien Febvre (1878-1956) y Max Block (1886-1944).

De 1939 a 1941, la revista pasó a llamarse Annales de l'histoire sociale. Durante los años de la ocupación alemana, editado por Febvre, la no periódica “Colección

1 Ver: Febvre L. Luchas por la historia. M., 1991. Pág. 64. Dieciocho

apodos en la historia social. A partir de 1946, la revista comenzó a aparecer bajo un nuevo nombre: “Anales. Economía. Sociedad. Civilizaciones" ("Annales. Economies. Sociétés. Civilizations"). Finalmente, en 1994, apareció un nuevo subtítulo: “Historia. ciencias sociales". Estos cambios en el nombre de la revista reflejaron la búsqueda de sus dirigentes por la expresión más adecuada del programa metodológico que proclamaban y buscaban implementar.

La historia de los Anales generalmente se divide en varios períodos de acuerdo con los cambios en la gestión de la revista y los cambios en los principales paradigmas: enfoques fundamentales, conjuntos de métodos que determinan la configuración del programa de los Analistas en una determinada etapa.

El período de los primeros "Anales" (1929-1956), según Fernand Braudel, quien asumió la dirección de la revista tras la muerte de L. Fevre, está asociado al establecimiento del paradigma de la "historia global" o " historia total", cuya tarea es reproducir la sociabilidad en su totalidad y unidad. Tan pronto como Fenómeno social podría entenderse como algo complejo, incluyendo aspectos económicos, psicológicos, políticos, etc. factores, ningún enfoque debe excluirse o darse prioridad sobre los demás. Cuanto más diverso sea el ángulo, más profundo y significativo será el análisis.

Los nuevos enfoques científicos propuestos por los fundadores de los Anales asumieron la liberación de la historia del culto a los llamados "tres ídolos": historia de eventos, historia biográfica de "héroes", historia como narración libre de problemas.

A finales de los años 20. estos géneros parecían haber agotado sus posibilidades cognitivas. (La vuelta de los "Anales" al estudio de hechos y biografías se producirá en los años 70 ya sobre una nueva base metodológica).

Durante este período, las páginas de la revista están desarrollando un plan original para la actualización del conocimiento humanitario, que fue la base para la nueva edición de la Enciclopedia Francesa (1932). Las tareas centrales fueron: superar las barreras entre diferentes disciplinas en el estudio de la "historia total",

prioridad de la investigación histórica problemática sobre el empirismo y la escritura fáctica ("¡Piense en los problemas!" es el lema de los Anales), trasladando las áreas temáticas de la investigación histórica de la historia de la vida estatal a la historia de la vida cotidiana de las personas, la historia de la conciencia de masas, la historia del hombre en el tiempo y en las formas específicas de su ser, la introducción de la categoría "mentalites" o "mentalidad" como herramienta metodológica que permite una síntesis histórica interdisciplinar.

El enfoque mental ya se ha aplicado plenamente en la obra de Blok's Miracle Kings (1924), que traza el surgimiento y la historia de la fe de la población de Francia e Inglaterra en el poder milagroso de sus monarcas. El rey poseía a los ojos de sus súbditos un don maravilloso, con el que podía curar a los enfermos con un simple toque. Este estudio analiza una amplia gama de problemas mentales: creencia en la naturaleza sagrada de la realeza, creencias en el poder de la magia, ideas colectivas que, hasta principios del XIX v. determinaba la relación de las personas con sus monarcas.

El programa de estudiar las estructuras mentales de ciertas épocas históricas durante mucho tiempo se convierte en la marca registrada de la escuela Annales. L. Febvre jugó un papel particularmente importante en su implementación. Febvre buscó dar al término "mentalidad" un carácter más concreto. Para ello, introdujo el concepto de "outillage mental", que puede traducirse como "equipo mental" o "equipo mental". “Cada civilización tiene su propio aparato psicológico... Satisface las necesidades de una era temprana y no está destinado a la eternidad, ni a la raza humana en general, ni siquiera a la evolución de una civilización separada”, señaló Febvr1.

El patetismo de toda la obra de Febvre es la vuelta al conocimiento histórico del contenido humanístico que había perdido. El mundo espiritual y psicológico del hombre: eso es lo que preocupa especialmente

Febvre como científico. La mayor parte de sus obras están dedicadas a este mundo. Entre ellos: "Destino: Martín Lutero" (Ella declina: Martín Lutero.P., 1928); "Origen y Deperier, o el Misterio del Címbalo del Mundo" (Orígene et des Periers ou l'enigme du Cymbalum Mundi. P., 1942); “Alrededor de Hep-tameron, amor sagrado y amor mundano” (Autour de l’Heptameron, amour sacre, amour profane. P., 1944).

La obra más famosa y fundamental de Febvre es El problema de la incredulidad en el siglo XVI: la religión de Rabelais. (Le probleme de l'incroyance au XVI siecle: La religion de Rabelais. P., 1942). Lo más interesante de este libro, señala A. Gurevich, es el enfoque del autor para el estudio de la vida espiritual del pasado. “Es en este sentido que el libro de Febvre demostró ser el más fructífero e innovador. Es un documento vívido de la historia de la ciencia histórica. Las lecciones impartidas por Febvre siguen siendo instructivas en nuestro

En su libro sobre Rabelais, Febvre llega a una conclusión importante: para comprender el mundo espiritual de una persona, un historiador debe descubrir aquellos procedimientos intelectuales, formas de percibir el mundo, arquetipos de conciencia que eran inherentes a las personas de una época anterior. y en las que no realizaron una cuenta clara, aplicándolas “automáticamente”, sin pensar en su naturaleza y contenido. Al estudiar los “automatismos” de la conciencia, uno puede penetrar en las capas profundas, “escuchar a escondidas” lo que la gente “deja escapar” independientemente de su voluntad2.

En el marco del primer período de evolución metodológica de los Anales, se puede distinguir una “etapa de transición”, durante la cual se lleva a cabo una reestructuración paulatina de paradigmas en las orientaciones de investigación. Esta etapa se inicia con la liberación de Francia de la ocupación nazi y finaliza con la salida de Febvre del cargo de redactor jefe de la revista (1945-1956).

1 Gurevich A. Ya. Lecciones de Lucien Febvre // Febvre L. Decreto. Op. Pág. 507.

2 Ibíd. P.509.

En esta etapa continúa la aplicación en la práctica investigativa de los viejos paradigmas descubiertos en la etapa anterior, pero ya comienzan a aparecer nuevos rasgos inherentes a los llamados “segundos Anales”, cuando existe una pasión por la historia económica, estructural y económica. métodos cuantitativos de investigación.

Durante este período, un independiente actividad científica alumnos de Blok y Fevre - Robert Mandru, Georges Duby y Fernand Braudel. En 1949 se publicó la tesis doctoral de Braudel "El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II", que fue un gran éxito. El trabajo de Braudel estimuló el interés de los historiadores por estudiar las estructuras económicas de la sociedad y la situación económica. El término "coyuntura" (conjoncture) se ha convertido en una categoría central que caracteriza la actividad económica y el sistema de factores que determinan la estructura y evolución económica. “Por todo eso”, señala Jacques Revel en su obra “Historia y ciencias sociales en Francia. Siguiendo el ejemplo de la evolución de la escuela Annales, la prioridad de la economía nunca se ha traducido en "economicismo". La fórmula "historia económica y social" siguió siendo el hito inquebrantable de la historiografía francesa a lo largo de este período. Lo social era considerado como una expresión de ciertos indicadores de la situación económica. El comportamiento social se explicaba por el tipo de ingreso y el lugar en el proceso de producción e intercambio.

Durante la etapa de transición de la evolución de la escuela Annales, surgieron dos tendencias principales, que pueden llamarse condicionalmente tendencias científicas y mentales. La tendencia erudita asociada a los nombres de Blok, Braudel, Labrus, Shonyu y otros orientó la búsqueda histórica hacia el estudio de cambios procedimentales y estructurales de larga duración, cuando se hace necesario atraer grandes corpus de fuentes, procesamiento

1 Revel J. Historia y ciencias sociales en Francia: Sobre el ejemplo de la evolución de la escuela Annales // Historia moderna y reciente. 1998. Nº 5. Págs. 94-95.

lo cual sólo es posible con la ayuda de los métodos cuantitativos de las ciencias exactas. Al mismo tiempo, la vida espiritual de la sociedad se considera en función de la historia económica y social. El mundo de la vida de una persona se expresa a través de parámetros procedimentales y estructurales: ciclos, coyunturas, tendencias, difusión, influencias.

La otra es la dirección mental, que fue iniciada por Blok y Febvre (Blok es el iniciador de ambas direcciones), y R. Mandru, J. Duby, J. Le Goff, A. Dupron y otros se convirtieron en los sucesores, pone a una persona en el centro de los intereses del historiador como creador y partícipe de la cultura, portador de rasgos civilizatorios. Todo el contexto mental de la época -lenguaje, costumbres, religiosidad, arte, magia, moralidad, etc. - se considera como el contenido semántico de la actividad histórica de las personas.

El segundo "Anales" (1956-1969) es, en esencia, el período braudeliano, marcado por una orientación cientificista dominante. Según I. Wallerstein, entonces los acentos se colocaron en estricta conformidad con el concepto de F. Braudel: la historia no es más bien social, sino económica; una historia centrada en el llamado período moderno temprano; historia basada en el análisis de las relaciones sociales cambiantes; historiografía, que “no excluyó el uso del marxismo”1.

El manifiesto teórico y metodológico de este período fue el artículo de Braudel "Historia y Ciencias Sociales", publicado en los "Anales" en 1958. En este artículo, Braudel se opone a los esquemas de clasificación anteriores de las ciencias, en particular a su división sobre la base de referirse a el método idiográfico y el método nomotético. Comienza con un análisis detallado de las limitaciones del método idiográfico de estudiar la historia de eventos, y luego procede a criticar a los defensores del concepto de "lapso de tiempo muy largo", o

1 Wallerstein I. ¿Y después de los "Anales"? (El destino y las perspectivas de la dirección historiográfica) // Disputas sobre lo principal: Discusiones sobre el presente y el futuro de la ciencia histórica en torno a la escuela francesa de "Anales". M., 1993. Pág. 96.

enfoque nomotético de la historia, que incluía a los estructuralistas encabezados por Lévi-Strauss1.

Braudel propuso resolver la contradicción epistemológica entre la concentración en la individualidad de los acontecimientos por parte de los partidarios del método idiográfico y el estudio de grandes espacios y tiempos de larga duración por parte de los representantes del enfoque nomotético realizando estudios paralelos de ambos tipos: ambos lentamente estructuras cambiantes de larga duración y cambios periódicos en la coyuntura dentro de estas estructuras. De hecho, esto significó un llamado a los historiadores a explorar los conocimientos, hipótesis, generalizaciones ofrecidas por representantes de varios ciencias domesticas para organizar su investigación e interpretar los datos obtenidos.

Otra conclusión práctica que surgió de la metodología propuesta por Braudel fue la conclusión de que es necesario estudiar la historia simultáneamente en dos aspectos: desde el punto de vista del desarrollo económico y social, y de la vida humana en su vida cotidiana. En otras palabras, se acogió con beneplácito la apertura de los historiadores en relación con todas las ciencias sociales y tipos de historia: socioeconómica, geográfica, psicológica, mental, etc.

Los Anales, por lo tanto, abogaron por un enfoque interdisciplinario. En la práctica, sin embargo, los estudios de carácter estructuralista se han vuelto predominantes en la historiografía francesa.

"La Tentación del Estructuralismo" intensificó las búsquedas metodológicas en el campo de las herramientas científicas para la investigación histórica. El interés de los historiadores por el estructuralismo permitió ampliar el diálogo de las ciencias sociales, contribuyó a la convergencia de la historia con la antropología, la etnología, la lingüística, la informática, el psicoanálisis, la semiótica, la ética y los estudios culturales. Influenciados por la obra de Lévi-Strauss, los "analistas" se volcaron al estudio de las estructuras de conciencia características de las "culturas populares" de épocas pasadas.

1 Véase: Braudel F. L "histoire et les sciences sociales // Ecrits sur l" histoire. P., 1969. Pág. 73.

El estructuralismo, por lo tanto, contribuyó a la intensificación de la investigación científica en el campo de la historia de las mentalidades, un aumento en el número de objetos estudiados por ella.

Los objetos de especial estudio son el sentimiento de miedo (J. Delumeau), la fe en el purgatorio (J. Le Goff), el amor (J.-L. Fland-ren), el matrimonio (A. Burgière), la violencia y el honor (NI Castán), infancia y vida familiar(F. Aries), prueba de muerte (F. Aries, M. Vovel, P. Shonyu). Para la historia de las mentalidades no hay restricciones en la base de la fuente. Para ella, todo es una fuente, desde los textos clásicos hasta los testamentos que cuentan

sobre una persona ante la muerte, desde imágenes piadosas hasta actas de estado civil.

años 60 en la historiografía francesa también estuvieron marcados por el rápido desarrollo de los estudios cuantitativos ("en serie") en el campo de la historia cultural, que dotó al historiador de una metodología que puede repetirse. Los primeros ejemplos de este tipo de metodología fueron los trabajos de F. Furet, L. Perú, M. Vovel.

La historia cuantitativa supuso un cambio en el concepto mismo del trabajo histórico. En lugar de la crítica tradicional de las fuentes, la nueva metodología enfatizó la formalización de las fuentes y los criterios para su verificación. En otras palabras, los historiadores han formulado normas generalizadoras para el análisis experimental de estudios de fuentes. Como señaló uno de los fundadores del método cuantitativo, François Furet (aunque Furet no era miembro del comité editorial de los Annals, estaba cerca de la galaxia de historiadores que encabezó los Annals durante muchos años), “el historiador de hoy debe superar su ingenuidad metodológica, pensar cómo construir exactamente lo que sabe... Como todas las ciencias sociales, aunque, quizás con cierto retraso, la historia hoy pasa de lo implícito a lo explícito”1.

La siguiente etapa en la historia de los "Anales" - los "terceros Anales" (1969-1989) - debe sus principales directrices metodológicas principalmente a las actividades del triunvirato, a las que Bro-

1 citado. por: Revel J. Decreto. Op. Pág. 98.

del en 1969 transfirió la dirección de la revista a Jacques Le Goff, Emmanuel Le Roy Ladurie y Marc Ferro. Las nuevas directrices programáticas de los "Terceros Anales" fueron proclamadas públicamente en dos obras colectivas: La teoría de los historiadores (1973) y La técnica de la historia (1974).

Entre las nuevas direcciones que tuvieron un impacto significativo en la formación de los fundamentos paradigmáticos de los "terceros Anales", es necesario ante todo nombrar la antropología histórica. La antropología histórica se formó principalmente bajo la influencia de los trabajos de K. Levi-Strauss y N. Elias. Algunos historiadores han tomado prestadas sus herramientas analíticas, especialmente el análisis estructuralista de los mitos. Le Goff, J. Vernan, P. Vidal-Nacke, M. Agulon siguieron este camino. Otros tomaron prestado su columna vertebral conceptual y temática: el estudio de la familia y el parentesco, el lenguaje corporal y los gestos, la cultura material en sus diversas formas temáticas.

La "nueva historiografía" le dio la cara a los temas socioculturales. Este giro se hizo claramente visible a mediados de la década de 1970. Hay un fuerte aumento en el número de publicaciones dedicadas al estudio de las fantasías, los sueños, las festividades y las representaciones sociales. La historia de las relaciones entre la cultura académica y popular (folklore), la historia de la práctica cultural (por ejemplo, la lectura de libros y la escritura), la historia de los símbolos y los ritos simbólicos se han vuelto especialmente importantes.

Antropología histórica, basada en la metodología análisis estructural, absorbió orgánicamente el paradigma de la historia de las mentalidades. El estudio de las mentalidades está asociado con el estudio de las estructuras sociales de la sociedad. El tema central de la investigación son varias imágenes del mundo, características de la conciencia y las orientaciones de valor de un grupo social particular de una época histórica particular. En este sentido, es muy indicativa la colección "Hombre medieval", publicada en 1987 por J. Le Goff, en la que los 10 medievalistas más importantes de Italia, Francia, Polonia, la URSS presentaron retratos socioculturales de los tipos humanos más característicos de la Edad media:

naha, caballero, campesino, citadino, intelectual, artista, mercader, santo, “marginal”1.

La "antropologización" de los sujetos de la investigación histórica condujo a una nueva visión de los "analistas" sobre la historia política y de eventos previamente ignorada.

Regreso de los "Anales" en los años 70. a cuestiones históricas y políticas (los problemas del simbolismo del poder y la autoridad política fueron considerados por M. Blok en “Sociedad feudal” y en “Reyes-trabajadores de maravillas”) recibió su expresión en la antropología política, en particular en los trabajos de un grupo de historiadores franceses que estudiaron las estructuras de la vida política v Antigua Grecia(J.-P. Vernand, P. Vidal-Nacke y otros).

El retorno a la historia política significó la formación de un nuevo enfoque para la consideración de los acontecimientos. Esta o aquella evento politico, tal o cual destino humano sirve como una especie de prisma, en el que, por un lado, se refractan los procesos profundos generados por estructuras de gran duración, y por otro lado, tendencias momentáneas, coyunturales, que se desarrollan bajo la influencia de coyuntura histórica. Como resultado, la historia política se convierte en la historia de la cultura política, y el análisis biográfico se convierte en la historia de los tipos sociales. El evento actúa como un epifenómeno de la estructura social. La fundamentación teórica de este enfoque se dio en la década de los 70. en las obras de J. Le Goff y J. Duby2.

años 70 estuvieron marcados para los "Anales" por otro giro metodológico inusual para ellos: un giro hacia la historia narrativa (narrativa histórica). Un símbolo vívido de este cambio fue la "novela etnográfica" del antiguo apologista de la cliometría, E. Le Roy Ladurie, titulada "Montailou", publicada en 1975. La novela, a pesar de su gran volumen (600 páginas de texto pequeño) y no trama muy emocionante (la mentalidad y la vida cotidiana se estudiaron la vida de los franceses

1 Véase: L "homo medievale // Acura di J. Le Goff. Roma; Bari, 1987.

2 Véase: Le Goff. J. ¿Sigue siendo la política la columna vertebral de la historia? // Dédalo. 1971. P.1-19; Duby G. Le Dimanch de Bouvine. P., 1973.

Styan de una de las comunidades pirenaicas en la Edad Media), obtuvo un gran éxito de público y se convirtió en un éxito de ventas.

El fenómeno de "Montailou" demostró no solo la demanda de escritos históricos este tipo, sino también la eficacia científica de una narración que combina el método tradicional de narración con una investigación bien documentada. En la obra de E. Le Roy Ladurie, se dibujan cuidadosamente los detalles más pequeños del comportamiento de los héroes de la "novela", una interpretación literaria de los materiales de la investigación de la Inquisición de la población en Montaillou durante décadas, que cuenta sobre las violaciones de la fe en el comportamiento de los herejes, se da.

La publicación de "Montailou" marcó no solo la restauración de los derechos de la narrativa, sino también un cambio en el enfoque de la investigación histórica desde la macrohistoria, analizando grandes estructuras "fijas", a la microhistoria, es decir, la historia de pequeñas comunidades y "pequeñas" personas, cuya vida cotidiana es una especie de "mónada" histórica, que refleja las especificidades de toda una era.

A finales de los 80. tanto dentro de los propios Anales como entre sus oponentes, crecen los sentimientos críticos en relación con las orientaciones metodológicas ya establecidas en el marco de la escuela. En 1988, cuando la controversia en torno a Annals y dentro de ella llegó a un punto de ruptura, el consejo editorial de la revista publicó un artículo titulado "Historia y ciencias sociales: ¿un punto de inflexión?"1. El artículo hablaba de la crisis de los Anales como reflejo de la crisis general de las ciencias sociales. Según los autores del artículo, las raíces de la crisis hay que buscarlas en la pérdida de confianza de los investigadores en determinados enfoques metodológicos. Entre tales enfoques se mencionan el marxismo, el estructuralismo y la cliometría, que, como se advierte en el editorial, han dejado de cumplir su función estructurante e integradora.

1 Véase: Histoire et science sociales: ¿un tournant critique? // Anales: E.S.C. 1988. Nº 2. Págs. 291-293.

El editorial contenía un programa específico de investigación metodológica estratégica, que incluía un enfoque en las siguientes cuestiones cardinales de la epistemología histórica:

El problema de la identidad de nuestro conocimiento sobre el pasado y la realidad de este pasado;

Formas de entender la integridad interna de las sociedades estudiadas;

La proporción de micro y macroanálisis en la historia;

Métodos de conocimiento de las formas de socialización del individuo;

Criterios de evidencia en la historia;

La especificidad del hecho histórico;

Concepto cognitivo de fuente histórica;

El significado de la síntesis interdisciplinaria;

Direcciones actuales de la nueva investigación polidisciplinar.

Habiendo identificado la gama principal de problemas metodológicos de actualidad, los editores de Annals propusieron su discusión colectiva.

Algunos resultados de una discusión a gran escala se resumieron en un número especial de Annals (1989, No. 6), en el que, en esencia, se formuló el manifiesto metodológico del futuro - cuarto - Annals.

El cambio de paradigmas fue interpretado por los Analistas como un "giro crítico". Según uno de los autores del programa número R. Chartier (R. Chartier. Le Monde comme representation // Annales. E.S.C. 1989. No. 6), consistió en "tres negativas".

1. Rechazo del proyecto de historia global, diseñado para abarcar todos los niveles de la integridad social en la subordinación de las estructuras y en la totalidad de las determinaciones, en aras de una lectura diferente de lo social entendido de otro modo a partir de un análisis no de un “ estructura”, sino de una “red” de relaciones construida por un acontecimiento o una biografía. Lo social aparece como una práctica social en la que chocan las ideas de personas vivas y concretas.

2. Negativa de lo territorial, en el espíritu de la "geografía humana", definición del objeto de estudio, de la orientación a la cartográfica

originalidad local en mayor medida que la búsqueda de patrones generales. Un retorno a las tradiciones de la sociología de Durheim.

3. Negativa a entender las diferenciaciones sociales como "lógicamente primarias". El deseo de tener en cuenta las diferenciaciones culturales que no son reducibles a sociales, ya que se hizo evidente que los productos culturales y las prácticas culturales (es decir, la práctica de crear y consumir productos culturales) no pueden calificarse en los términos directos de la sociología y que su distribución en la sociedad no siempre está organizada sobre la base de una división social previa. Reconocimiento del papel activo y constructivo de los productos y prácticas culturales en la creación de la propia estratificación social.

En el mismo número de los Anales, se publicó un artículo de Jean-Yves Grenier y Bernard Lepti bajo el título "Experimento histórico: hacia el estudio de la experiencia de E. Labrousse", en el que se proponían cambiar las orientaciones metodológicas de los nuevos Anales. Se basaban en los dos principios siguientes. Principio uno: como la historia pertenece a las ciencias sociales, contiene una metodología basada en la manipulación y la experimentación: la autenticidad de sus enunciados se verifica en la práctica. Principio dos: la interdisciplinariedad es un fenómeno de traducción cultural (transferencia cultural); los préstamos mutuos se llevan a cabo sobre la base de los lenguajes de disciplinas ya establecidas, cuyo olvido de la originalidad es peligroso.

De acuerdo con estos principios, el nuevo programa de investigación de los "Anales" debía centrarse principalmente en los problemas de la autoidentificación de la historia como Disciplina científica y el estudio de las relaciones sociales en conjunto con otras ciencias sociales.

Este giro metodológico recibió su expresión simbólica en el cambio del subtítulo de la revista. El número de enero de 1994 de Annals salió con el subtítulo "Historia, Ciencias Sociales" (en lugar del subtítulo "Economía, Sociedades, Civilizaciones" que existía desde 1946).

Entonces, en 1994, tuvo lugar una transición de paradigma a lo nuevo: el cuarto "Anales", que comenzó a fines de los años 80. Según el jefe del consejo editorial de la revista J.-I. Grenier, las principales orientaciones conceptuales y metodológicas de los nuevos "Anales" pueden reducirse a los dos puntos siguientes. El primero se refiere a la definición de los objetos objeto de estudio. Los conceptos de "descubrimiento", "cultura", "precios" son ahora objeto de numerosas dudas. Al ser hechos históricos construidos por historiadores, aparecen al mismo tiempo como conceptos constantemente reelaborados por los participantes en el proceso histórico y por los propios historiadores. Es necesario repensar el aparato categorial de la historia y el discurso del saber histórico.

El segundo punto se refiere a la consideración del tiempo, que se está convirtiendo ahora en un objeto de reflexión en toda regla. JI. Grenier enfatiza las limitaciones de los viejos modelos temporales, "cuyas lecciones se han agotado por hoy". Plantea el rechazo de los modelos explicativos globales (de tipo marxista o de otro tipo) a favor de un análisis más sutil que revela movimientos temporales complejos, a menudo impredecibles, determinados por la propia historicidad de los procesos en curso.

Grenier aboga por la exclusión del enfoque determinista al considerar cualquier tipo de procesos sociales. Considera fructífero aplicar los métodos de la microhistoria y la nueva sociología histórica al estudio de la evolución política, económica o de otro tipo1.

La nueva generación de editores de Annals, al igual que sus predecesores, continúa adhiriéndose al principio de "apertura" en relación con las últimas tendencias metodológicas en las ciencias sociales. Si bien observa el fuerte impacto del llamado “giro lingüístico” en muchas disciplinas sociales, el consejo editorial de Annals al mismo tiempo cree que, de hecho, el principal punto de inflexión de la metodología moderna se encuentra en otra parte. Este es un "giro histórico", concluyo

1 Véase: Lepti B. Zh.-I. Grenier sobre la revista "Anales" // Odiseo. 1994. S.317-318.

en la aplicación del enfoque histórico por la mayoría de las ciencias sociales. A este respecto, B. Lepti da tres ejemplos. El primero se refiere a la antropología. Hoy, la historia impone sus correcciones sobre las representaciones estructuradas del mundo. En antropología, lo que se llama estructura es visto como un objeto que tiene una naturaleza histórica. El segundo ejemplo es la sociología. Aquí, uno de los últimos modelos, según P. Bourdieu, consiste en considerar las acciones humanas como una serie de secuencias en las que una persona moviliza conocimientos y funciones adquiridos para legitimar su comportamiento en una situación dada. En este modelo, se contrapone un corto tiempo de actualización con un largo tiempo de identificación a través del comportamiento característico de un grupo social (rhabj) oa través del acceso desigual a la propiedad (marxismo). Este modelo nos permite describir cómo, a medida que se desarrolla la situación, se crea un orden social que asegura la continuación de las relaciones entre las personas. El tercer ejemplo es la economía como ciencia. En economía también se han desarrollado nuevas propuestas para contrarrestar la teoría imperante, que suponía la existencia de un equilibrio atemporal en el seno de un mercado competitivo ideal. Estas propuestas se oponen a la temporalidad puramente lógica de los modelos dominantes tiempo historico(un tiempo de innovación técnica, dinámica organizativa, formación de normas) creado socialmente y marcado por la irreversibilidad.

Los ejemplos dados dan testimonio de la tendencia a incluir la diacronía como principio explicativo en la construcción de modelos analíticos de sociabilidad. Los estados pasados ​​del sistema y las condiciones actuales para su actualización en acción se ponen en primer plano. “...Estos modelos obligan...a mirar de nuevo la sociedad y analizarla como una categoría práctica social(esto significa, por ejemplo, que las autoidentificaciones o las relaciones sociales no tienen naturaleza propia, sino sólo la práctica de la aplicación). Esta orientación pragmática conduce naturalmente a una revisión sobre nuevas bases de los modelos cronológicos desarrollados por nuestra disciplina, y

regímenes temporales atribuidos a las sociedades de ayer y de hoy.

En relación con las nuevas directrices metodológicas, entre áreas prioritarias La práctica de investigación de los Analistas resultó ser la siguiente:

Microhistoria, cuyo punto de partida del análisis no es el contexto social, sino la originalidad de los personajes históricos individuales (grupo social o individuo), las especificidades de sus relaciones sociales, motivos de comportamiento2; algunos historiadores analistas llaman al paso a las posiciones de la microhistoria un giro hacia el estudio de las "situaciones pragmáticas" en las que se encontraban determinados individuos en un momento dado, o, en definitiva, un "giro pragmático";

- “otra historia social”, cuyo tema, según Bernard Lepti, uno de los iniciadores de su desarrollo, no es un conjunto de “estructuras a largo plazo” (económicas, ideológicas, mentales, etc.), sino la sociedad práctica implicada en las interacciones sociales de las personas (acteurs). La sociedad se propone para ser estudiada a través de la observación directa de la interacción de los sujetos de los procesos históricos, que se desarrolla de manera peculiar en cada “situación pragmática”3. Se supone que con tal enfoque, las estructuras globales pueden explorarse no en abstracto, sino a través de su impacto en sujetos capaces de transformar estos impulsos en acciones prácticas;

- "historia cultural", cuyo centro de atención son objetos especiales - "semióforos", que combinan elementos de la forma individual que los significa y la función material que los forma. Los "semióforos" guían al investigador

1 Véase: Lepti B. Zh.-I. Grenier en la revista Annals. págs.318-319.

2 Véase: Revel J. Micro-analyse et construction du social // Jeux d "Echelles: La micro-analyse a l" experience. P., 1996; Lepetit B. De l "echelle en historie // Jeux d" Echelles. P.71-94 y otros.

3 Ver: Lepetit B. Histoire des pratigues, pratigue de l "histoire // Les formes de v l" expeniense. Une autre Æhistorie sociate. P., 1995. Págs. 9-22.

para aunar en el análisis histórico y cultural el estudio de lo concretamente “visible” e “invisible”, singularmente figurativo y objetivo, momentáneo y anterior1. La inseparabilidad y articulación de lo social y lo cultural se considera la característica más importante de cualquier objeto histórico; cada cultura grupal es analizada desde la posición de sus preferencias culturales, interpretación consciente o inconsciente de la propia experiencia de vida; el tema principal de la investigación histórica y cultural es la “experiencia mental históricamente prescrita”2. Al mismo tiempo, el individuo no es considerado como un ejecutante pasivo de las normas del grupo, sino como su intérprete activo, participando en su cambio; en consecuencia, el papel determinante del grupo se combina con el reconocimiento de una cierta libertad de elección individual, y la escritura histórica se convierte en la historia del "sujeto que piensa y actúa". La propia formación de los grupos sociales, así como la estrategia de su comportamiento, se interpreta en función de su autoidentificación, lo que pone en primer plano el análisis de las prácticas culturales de los grupos en diversas situaciones específicas;

- “la historia de la política”, cuyo objeto central de estudio no son las crisis políticas, las reformas, los enfrentamientos, sino la historia de la cultura política y aquellos fenómenos culturales que determinan la disposición de las personas a someterse al poder, soportar la violencia política, o incluso glorificar a un déspota. Se presta especial atención a los métodos, fórmulas de autopresentación del poder, rituales y símbolos políticos, ideas sobre el poder características de diferentes microgrupos, interpretaciones de estas ideas en la práctica específica de los individuos individuales, en otras palabras, métodos socioculturales de gobernar, típico de un período particular del pasado.

1 Véase: Pomain K. Histoire culturelle, Histoire de semiophores // Pour un histoire culturelle. P., 1997. Pág. 73-97.

2 Véase: Bessmertny Yu.L. ¿Cómo escribir la historia? Tendencias metodológicas de la historiografía francesa 1994-1997. // Historia nueva y reciente. 1998. Nº 4. Pág. 35.

Arraigadas en tradiciones históricas, las fórmulas para el poder de “lectura” (topoi) se consideran medios de coerción cultural, cuya liberación solo es posible para los individuos que son capaces de reinterpretar estas fórmulas a su manera. Explorando los topoi lingüísticos de la presentación del poder, su existencia y formas de interpretarlos, el papel de la retórica de la clase dominante para proporcionar la imagen necesaria y la fórmula para su reinterpretación, la historia de la política crea nuevas posibilidades epistemológicas para comprender la política. evolución.

En todas estas nuevas áreas de la investigación histórica, se pueden ver puntos metodológicos comunes que las unen, formando una nueva integridad metodológica en el futuro (así, una de las actitudes paradigmáticas centrales se conserva sobre una nueva base: la actitud hacia el análisis holístico, inherente a todos los períodos anteriores de la historia "Anales").

Esta integridad se manifiesta en la orientación hacia el estudio de las prácticas sociales grupales e individuales como vínculos entre las estructuras sociales transpersonales y los sujetos sociales. En este sentido, la atención se centra de manera bastante natural en situaciones únicas ("incidentes") en las que un sujeto particular, consciente o inconscientemente, elige la línea de su propio comportamiento. De ahí la atención a la vida cotidiana ya la microhistoria, pues el "casus" presupone un análisis no de londie wree ("tiempo de gran duración"), sino del "tiempo corto" y la experiencia del "hombrecito". El epicentro de tal análisis es un evento entendido como el resultado de la interacción de sus participantes (actores) específicos. El énfasis en los hechos, a su vez, amplía las posibilidades de utilizar el género narrativo, el relato histórico. La pasión por la narrativa, por lo tanto, es bastante natural para la ciencia histórica moderna. El relato como forma de discurso de investigación es el medio más adecuado para describir y comprender situaciones concretas de la vida.

Usando una perspectiva narrativa, el historiador no regresa en absoluto a las formas tradicionales de escritura histórica. Según Jacques Revel, estamos hablando del uso de los recursos epistemológicos del relato que no se demandaron en el pasado1. A diferencia del siglo XIX. el acontecimiento para el historiador moderno no actúa como un objeto de análisis autosuficiente, sino como una "lupa para descifrar estructuras profundas". Un enfoque similar es característico del género biográfico más extendido.

La nueva síntesis metodológica esbozada se revela en la producción de nuevos "modelos ideales", que estructuran tanto el objeto como la serie discursiva de la investigación histórica. Los topoi lingüísticos, las representaciones socioculturales y las autorepresentaciones, los semioforos, los incidentes y los "casos" o casos-experiencias prácticas específicas han sido recientemente tales modelos.

La aparición de estos discursos atestigua la inclusión de la ciencia histórica moderna en el mismo “giro lingüístico” al que los editores de Annals oponen el “giro histórico” y el “giro pragmático”. Muy probablemente (y esto lo demuestra la evolución metodológica moderna de los Anales), los tres giros son tendencias de un solo cambio metodológico global asociado con la entrada de la ciencia mundial y la práctica social en general en la era posmoderna. Esta época, por sus características específicas (pluralismo global, centrismo humanista, diálogo de mundos, tolerancia, etc.), conforma un nuevo tipo de síntesis metodológica científica, de carácter internacional. Estas nuevas tendencias se reflejan en diversas escuelas científicas, entre las que ocupa un lugar destacado la “nueva historia intelectual”.

2. "Nueva historia intelectual".

Renacimiento narrativo

1 Ver: Revel J. Ressoucer narrativas et connaissance histoire // Enguete: Antro-pologie, histoire, sociology. 1995. Nº 1. Págs. 66-70.

En línea con el "giro lingüístico" y el "desafío semiótico" en la historiografía mundial de los años 70. comenzó a tomar forma una especie de dirección, llamada "nueva historia intelectual". El tema directo de esta disciplina son los textos que reflejan el pensamiento intelectual de élite de una determinada época, incluido el pensamiento historiográfico. La Nueva Historia Intelectual presta especial atención a la práctica discursiva del historiador, las formas de construir y expresar sus pensamientos, que se interpretan como una narración.

La comprensión de la narrativa como una forma específica de creatividad historiográfica, que acerca la historia a la literatura, por un lado, y la delimita de la forma científico-objetivista de ver la realidad, por otro, ha llevado a la formulación de nuevas propuestas metodológicas. problemas que se han encontrado en el centro de las discusiones modernas sobre la narrativa. En general, estas discusiones incluyen tres temas principales: 1) la relación de la narrativa histórica con la literatura y la ciencia; 2) la relación entre narrativa y teoría dentro del texto histórico; 3) la relación entre narración y realidad.

Hay diferentes enfoques para interpretar estas historias. Aquí conviene señalar especialmente la posición del investigador y metodólogo de la historia estadounidense Hayden White, fundador y líder reconocido de la "nueva historia intelectual".

Hayden White es autor de obras fundamentales sobre la metodología de la historia, entre las que destacan: Metahistory: The Historical Imagination in Europe in the 19th Century (1973), Tropic of Discourse: Notes in the Spirit of Cultural Criticism (1978) , Contenido de la forma: discurso narrativo y representación histórica” (1987).

"Metahistoria" se adjunta a la colección de artículos "Trópico del discurso" y la monografía "Contenido de la forma". H. White también esbozó sus puntos de vista sobre el tema y el método de la historia intelectual en un artículo publicado en la colección colectiva "Modern

Historia intelectual europea: reevaluaciones y nuevas perspectivas (1982).

Las destacadas publicaciones de H. White son una fuente importante para el análisis de las ideas principales de la "nueva historia intelectual". En este sentido, intentaremos, con base en el trabajo de H. White, reproducir las disposiciones clave de esta dirección metodológica.

El núcleo de las construcciones conceptuales de White es la idea de la naturaleza puramente acientífica de la historia. "La historia no es una ciencia, o en el mejor de los casos una protociencia", escribe White en Metahistory, y reitera esta idea repetidamente en sus otros escritos.

La ciencia, según White, se caracteriza por un solo paradigma: un conjunto de teorías empíricas verificables. La posibilidad de verificación está determinada por un entendimiento común dentro de la comunidad de científicos sobre el tema de esta ciencia, así como un acuerdo sobre “qué considerar problema científico qué forma debe tomar una explicación científica, qué datos pueden considerarse evidencia en el marco de un informe científico sobre la realidad”1.

La historia, según White, nunca ha tenido tal paradigma, nunca lo ha tenido y nunca lo tendrá. La historia se caracteriza por un desacuerdo crónico sobre qué se considera exactamente una explicación histórica específica de un determinado conjunto de fenómenos históricos. "Como consecuencia de esto, las explicaciones históricas se ven necesariamente obligadas a descansar en varias premisas metateóricas sobre la naturaleza de la historia". "Las disputas historiográficas a nivel de 'interpretación' son disputas sobre la 'verdadera' naturaleza de la actividad del historiador". La historia eventualmente se encuentra "en un estado de anarquía conceptual"2.

1 White H. Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX. baltimore; L., 1973. Pág. 21.

Según sus características fundamentales, la historia está cerca no de la ciencia, sino de la creatividad artística. En el prefacio de Metahistory, White señala: “Al revelar la base lingüística sobre la que se crea tal o cual idea de la historia, he tratado de presentar la naturaleza irreductiblemente poética de la actividad del historiador”.

Según White, los siguientes puntos acercan la historia a la literatura: la preferencia por la forma narrativa de presentar el material sobre la argumentativa y la construcción relativamente libre de los hechos históricos a partir de la imaginación del autor. Al mismo tiempo, White cree que la imaginación es el componente más importante del conocimiento histórico, que permite establecer una conexión entre el objeto y el sujeto de investigación.

White cree que la apelación del historiador a la escritura narrativa está dictada, en primer lugar, por ciertas características del objeto mismo del conocimiento histórico: su escala, valor sociocultural, grabado en la memoria pública, papel y lugar en el proceso histórico. Un historiador que busca transmitir al lector de la manera más completa y adecuada posible el significado y el contenido de eventos épicos a gran escala, así como su propia visión de ellos, prefiere la narrativa.

El discurso narrativo, escribe White, se usa con mayor frecuencia para describir eventos que comúnmente se denominan "traumas" y cuya naturaleza es el tema. atención especial conciencia de masas: estos son eventos como el Holocausto, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la esclavitud, el genocidio, la hambruna masiva, las enfermedades provocadas por el hombre, la contaminación de la ecosfera. Dichos fenómenos y sus contextos requieren no solo explicación, sino también el alto poder de la descripción histórica2.

En Metafísica, White expone su propio concepto de narrativa histórica como una forma de construir la realidad histórica. Una de sus disposiciones más importantes es la idea del principio

1 White H. Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del siglo XIX. P.11.

2 Véase: White H. Respuesta a Arthur Marwick // Journal of Contemporary History. V. 30. 1995. Pág. 241.

equivalencia pial de "estrategias de interpretación", que el historiador elige, guiado por preferencias morales y estéticas, racionalmente no conscientes.

White identifica varios niveles de construcción del material histórico:

1. Crónica - la disposición de los hechos en orden cronológico.

2. Historia - destacando los motivos dominantes.

3. Construcción de parcelas.

4. Argumentación formal.

5. Implicación ideológica.

White se refiere a los últimos tres niveles como teoría histórica. Es en estos niveles donde se forma el estilo de pensamiento específico de un historiador determinado. (De hecho, toda la "Metafísica" está dedicada al análisis de textos creados por importantes historiadores del siglo XIX - Ranke, Niebuhr, Mommsen, Bockle, Tocqueville, Marx, Taine y otros - y considerados en el contexto de estos tres niveles.)

Según White, existen cuatro opciones para la construcción de tramas utilizadas por los historiadores: 1) una narrativa romántica; 2) tragedia; 3) comedia; 4) sátira. Difieren en su comprensión del lugar del hombre en el mundo. La narrativa romántica es un drama del triunfo del bien sobre el mal, la virtud sobre el vicio, la luz sobre la oscuridad. El arquetipo de la tragedia es la muerte de un héroe conservando la idea que encarna. La comedia es una historia sobre victorias episódicas de un individuo con la preservación de la conciencia de la imposibilidad de una victoria final. El tema arquetípico de la sátira es la visión de una persona “más bien prisionera del mundo que su amo”1.

Los cuatro tipos de construcción de tramas corresponden a cuatro tipos de estrategias de argumentación discursiva, con la ayuda de las cuales el historiador interpreta hechos que previamente reunió con la ayuda de una u otra variante de construcción de tramas. Las estrategias tienen los siguientes nombres: formismo, organicismo, mecanicismo, contextualismo.

1 Polea N. Me1aY$1ología ... R.8-9. 40

La estrategia denominada formismo es un intento de capturar la diversidad y singularidad de los fenómenos históricos a través de su clasificación. Según White, ese paradigma fue seguido por Herder, Carlyle, Niebuhr, Trevelyan. El organicismo es una estrategia enfocada a identificar el principio básico del funcionamiento de un objeto integral, a través del cual se construye la argumentación histórica. White incluye a Ranke, Mommsen, Siebel, Treitschke entre los organicistas.

La estrategia mecanicista está dirigida a encontrar "leyes causales" que determinen el curso de los procesos históricos. Esta estrategia, según White, fue característica de Buckle, Marx, Taine.

Finalmente, la estrategia del contextualismo apunta a reconstruir el contexto de un fenómeno histórico.

Los partidarios de diferentes estrategias de interpretación, según White, no pueden llegar a un entendimiento debido a la "presencia de un componente ideológico inamovible" en cualquier historiografía. Cualquier discusión entre partidarios de diferentes estrategias conduce inevitablemente a una confrontación ideológica.

La orientación ideológica, según White, es un componente importante del estilo de escritura histórica. Sin embargo, no existe una conexión inequívoca entre la posición ideológica del autor y la elección de una u otra estrategia de interpretación. La elección estratégica, según White, es irracional, es un acto "poético". Al mismo tiempo, White fija en un cuadro especialmente compilado por él ciertas conexiones entre diversas orientaciones ideológicas, estrategias de interpretación y tipos de construcción argumental, destacando las siguientes líneas: 1) anarquismo - formismo - narrativa romántica; 2) radicalismo - mecanismo - tragedia; 3) conservadurismo - organicismo - comedia; 4) liberalismo - contextualismo

La cadena de tres eslabones de cada una de las líneas indicadas caracteriza holísticamente el estilo del historiador. Sin embargo, los eslabones de la cadena no siempre encajan en el esquema anterior, y White lo sabe muy bien. Admite que, por ejemplo, liberalismo, formismo y narrativa romántica se combinan en el estilo de Michelet, y en el estilo

La sátira y el contextualismo de Burkhard se combinan con un tipo especial de escenario ideológico: el reaccionario1.

El secreto de la elección inconsciente, "poética", de una determinada estrategia de interpretación, según White, se esconde en las peculiaridades del lenguaje utilizado por el historiador. La historia, cree el autor de Metahistoria, a diferencia de la ciencia, no ha creado un lenguaje teórico propio, aunque ha tenido bastante éxito en la formación de lenguajes cuasi-teóricos. Esto lleva a la conclusión de que las estrategias de interpretación de los historiadores se forman de acuerdo con los tropos del habla cotidiana. White, siguiendo una de las clasificaciones utilizadas en filología, identifica los siguientes tropos: 1) metáfora (un fenómeno se caracteriza por un concepto por analogía o similitud); 2) metonimia (el fenómeno se caracteriza por sus rasgos); 3) sinécdoque (el todo se caracteriza por su propiedad más importante); 4) ironía (lo que se afirma se niega literalmente a nivel de subtexto).

La elección inconsciente de uno u otro tropo, según White, solo representa el estilo del historiador como un todo: una forma de construcción de la trama, un tipo de estrategia de interpretación y una posición ideológica. Así, por ejemplo, la metáfora “fija” la narrativa romántica, el formismo y el anarquismo. La metonimia predetermina la tragedia, la estrategia del mecanicismo y el radicalismo. Sinécdoque - comedia, organicismo y conservadurismo.

La situación con la ironía es algo más complicada. White lo caracteriza de la siguiente manera: “La ironía como tropo proporciona un paradigma lingüístico para una forma de pensar que es radicalmente autocrítica no solo en relación con alguna característica dada del mundo circundante, sino también en relación con la posibilidad misma de reflexionar adecuadamente. la esencia de las cosas en el lenguaje... Como paradigma de la forma de representación del proceso histórico, es internamente hostil a las fórmulas ingenuas de las estrategias de explicación formistas, mecanicistas y organicistas. Y su forma de arte, la sátira, es esencialmente antagónica a los arquetipos de la narración romántica, la comedia y la tragedia. Como base de la visión del mundo, la ironía pone

1 Ver: Polea N. MyaYBigu ... P.29-30. 42

poner en duda la más mínima creencia en la posibilidad de una acción política positiva.

En esencia, la ironía no puede vincularse a ninguna estrategia de interpretación e ideología. La ironía es transideológica, enfatiza White. (Por cierto, la propia Metahistoria, según su autor, está construida con una vena irónica.)2

El autor de Metahistoria identifica ciclos en la evolución del pensamiento histórico europeo. El primer ciclo (siglos XIII-XIII), a su juicio, se inició bajo el signo de una pretensión de cientificidad. La Ilustración, rindiendo tributo a estas pretensiones, constató al mismo tiempo la imposibilidad de su realización. Como resultado, la Ilustración se vio coronada por el escepticismo y la ironía. Prueba de ello, según White, son los escritos de Kant y Hume, quienes, a diferencia de, por ejemplo, Bayle, no vieron la diferencia entre historia y literatura3.

El segundo ciclo (el pensamiento histórico del siglo XIX) es una especie de antítesis de la ironía de la Ilustración tardía. Su rasgo dominante es nuevamente la pretensión de cientificidad, realismo, objetividad, que une todos los ámbitos de la "edad de oro" de la historiografía durante los años 30-70. siglo XIX. White cree que esta orientación podría conducir a un solo resultado: al surgimiento de varias versiones mutuamente excluyentes de los mismos eventos, que igualmente pretenden ser científicas y objetivas. Los criterios de cientificidad y objetividad diferían significativamente en el marco de varias estrategias de interpretación.

Todo el curso del desarrollo del pensamiento histórico europeo en el siglo XIX, según White, inevitablemente terminó en una crisis, prefigurada por Nietzsche y Marx, quienes de diferentes maneras, pero igualmente agudas, plantearon el problema del condicionamiento sociocultural del historiador. investigar. "La contribución de Marx y Nietzsche a la 'crisis del historicismo' es", escribe White, "que han historizado el concepto mismo de objetividad. Para ellos, el pensamiento histórico no era el resultado de la aplicación

1 Ver: SHIіґv N. Me1аbі8ygu... R.38.

2 ІІі Р.12.

3 ІІі R.48.

4 ІІі R.274.

criterio de "objetividad", que puede ser simplemente "aplicado" a los hechos de la historia. La naturaleza de la objetividad misma es lo que pusieron en duda.

White llega a la conclusión de que la conciencia histórica europea del siglo XIX. describió un círculo desde la rebelión contra la visión irónica de la historia inherente a la Ilustración tardía, hasta la asimilación de una visión irónica similar nuevamente. En sus escritos, los historiadores del siglo XIX, argumenta White, solo lograron una cosa: “crear una cantidad significativa de “realismos” en conflicto, cada uno de los cuales se basaba en un aparato teórico y una erudición que no permitía a nadie negar su derecho. a un reconocimiento al menos parcial" 2.

Al mismo tiempo, señala White, cada uno de los historiadores y filósofos de la historia bajo consideración mostró un talento para la narrativa histórica, una visión coherente, un pensamiento sistemático. Pero estas narrativas y sistemas estaban cerrados, existieron en paralelo y, por lo tanto, no se pueden comparar. En consecuencia, no se puede hablar de ningún progreso en el pensamiento histórico durante el siglo XIX.

La etapa actual en la evolución de la historiografía europea, que comenzó a finales del siglo XIX y XX, señala White, se caracteriza por un deseo claramente expresado de los historiadores europeos de superar la ironía. Esto se manifiesta principalmente en el creciente interés por la filosofía especulativa de la historia, es decir, a la metahistoria, sus premisas filosóficas, metodológicas y otras. Si los investigadores llegan al fondo de las raíces profundas del pensamiento irónico, entonces la visión irónica perderá su condición de perspectiva necesaria para interpretar el proceso histórico. “Los historiadores y los filósofos”, escribe White, “están así habilitados para conceptualizar la historia, comprender su contenido y construir relatos narrativos de sus procesos en ese sentido.

1 Ver: Polea N. Meiybygu ... R.286.

2 Gya. R.432.

3 Gya. R.433.

rango de conciencia, que más coincide con sus propios puntos de vista morales y estéticos.

La nueva historia intelectual ha puesto en tela de juicio las viejas "vacas sagradas" de la historiografía: 1) la existencia de una realidad objetiva dada por sentada; 2) una idea de la diferencia fundamental entre la creatividad del historiador y sus obras de la creatividad literaria y las obras de arte; 3) creencia en la posibilidad de establecer la verdad objetiva.

Muchos historiadores "tradicionales" se sintieron indignados por una intrusión tan activa en sus fundamentos metodológicos y enfrentaron la ofensiva posmodernista con hostilidad. Se creía que la posición de los nuevos intelectuales socavaba el prestigio científico de la historia como campo de conocimiento.

Con el tiempo, en las discusiones sobre la posmodernidad y los paradigmas de una nueva historia intelectual, comenzó a sonar cada vez más claramente la posición “media”, cuyos partidarios llamaban a los opositores a superar los extremos y llegar a un entendimiento mutuo.

La "tercera posición" más completa, diferente tanto del objetivista científico como de la puramente lingüística, se expresó en el XVIII Congreso Internacional de Ciencias Históricas (Montreal, agosto-septiembre de 1995). La posición intermedia se reflejó en los informes de R. Chartier "Historia entre la narrativa y el conocimiento", J. Iggers "Entre la ficción y la objetividad", G. Spiegel "Hacia la teoría del término medio" y otros. Los informes enfatizaron que la construcción de la realidad por parte del historiador no puede ser arbitrario, que el reconocimiento de la imposibilidad de una "percepción directa de la realidad" no significa en absoluto que no exista realidad histórica alguna. Los autores llamaron la atención sobre las perspectivas alentadoras

1 Polea N. Me1aylb1ogu ... P.434.

un análisis detallado de la interacción de la historia y la literatura en toda la escala espacio-temporal1.

Junto a la búsqueda de un compromiso metodológico entre las posiciones científico-objetivista y lingüística en los años 80-90. se desarrollaba el proceso de autoidentificación de una nueva historia intelectual, se formaban su sujeto y sus herramientas metodológicas.

El nombre "historia intelectual" se definió originalmente por el nombre del campo del problema elegido por los historiadores para su estudio. En el futuro, la historia intelectual pasó a ser entendida como un acercamiento al pasado como historia de su comprensión y comprensión. De ahí la atención predominante de los nuevos historiadores intelectuales al lenguaje, la estructura y el contenido de los textos creados por los investigadores en el proceso de lectura de la evidencia histórica, es decir. al relato histórico. Como resultado, la ontología del texto, el contenido de la forma, se convirtió en el tema de la nueva historia intelectual, y la llamada metacrítica se convirtió en el método principal de esta disciplina. A diferencia de la crítica tradicional, que expresa principalmente la experiencia de vida y las orientaciones holísticas del propio crítico, la metacrítica busca superar el subjetivismo de la crítica a través del procedimiento de deconstrucción, interpretado por los nuevos intelectuales como lectura y experiencia de un texto cultural.

Las principales tareas de la metacrítica son: el estudio de cómo la intención del autor se correlaciona con el texto del autor (narrativa histórica), el estudio del acto mismo de la creación intelectual, por ejemplo, cómo conceptos como "Edad Media", "Renacimiento", Se crea la "Ilustración", la "crisis del siglo XVII", la "revolución industrial", etc.; el estudio de cómo el lector participa en el proceso de escritura histórica, desempeñando tanto las funciones de escritor como de intérprete; análisis de las representaciones de los textos de autor y su relación con la percepción de los lectores.

Nuevos historiadores intelectuales de los 90. ya constituía una comunidad científica bastante autorizada, encabezada por Hayden

1 Ver: 18º Congreso Internacional de Ciencias Históricas: 27 de agosto - 3 de septiembre de 1995: Procudings. Montreal, 1995. P.159-181.

Blanco. Los nuevos intelectuales notables incluyen a Frank Ankersmit, Dominique Lacapre, Louis Mikk, Stephen Kaplan, Robert Darnton, Paul Wein, David Fischer, Hans Kellner, Lionel Gosman, Mark Poster, Felix Gilbert. Los representantes de la nueva tendencia en poco tiempo lograron declararse como una dirección original y prometedora del conocimiento histórico moderno. Participan activamente en debates teóricos y metodológicos en las páginas de revistas autorizadas - History and Theory, American Historical Review, Past and Present, The Monist, Speculum, Storia della, etc., actúan como organizadores de conferencias y simposios internacionales sobre los problemas de metodología de la historia y epistemología, publicar monografías y colecciones de artículos dedicados a los problemas de la nueva historia intelectual1.

Los nuevos historiadores intelectuales consideran que su principal logro es la creación de una filosofía narrativa de la historia, que planteó la cuestión de la naturaleza del conocimiento histórico de una manera nueva y por primera vez prestó mucha atención al acto de creación por parte del historiador de su época. trabajo.

Entre los temas favoritos de los nuevos historiadores intelectuales está el trabajo de pensadores bien conocidos de la Edad Media europea y de los tiempos modernos. Se da preferencia a la literatura histórica y filosófica "alta" del Renacimiento, la Ilustración, la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII. y especialmente el romanticismo europeo, con el que los nuevos intelectuales establecen su parentesco. Entre los autores más estudiados se encuentran J. Michelet, O. Thierry, L. Blanc, F. Guizot, A. Lamartine, E. Quinet, A. Tocqueville.

1 Véase: Darnton R. Intellectual and Cultural History // The Past Before Us: Contemporary Historical Writing in the United States. Ítaca; Nueva York, 1980; Historia intelectual europea moderna: reevaluaciones y nuevas perspectivas // Ed: D. La Capra, S. Kaplan. Ítaca; L., 1982; La Capra D. Repensando la Historia Intelectual: Texto, Contexto, Idiomas. Ítaca; Nueva York, 1985; Ankersmit F. El efecto de realidad en la escritura de la historia: la dinámica historiográfica de la tología. Ámsterdam; Nueva York, 1989; Gossman L. Entre la historia y la literatura. Cambridge, 1990; hgp.

En el curso del análisis (“deconstrucción”) de los textos de los autores, es especialmente atractivo para los nuevos intelectuales identificar la estructura de la narrativa histórica, los tipos y características del discurso histórico, los referentes, las connotaciones, las voces en el texto, las propiedades de género de los discursos históricos. narrativa. Al mismo tiempo, la narrativa histórica se considera en comparación con los textos literarios (la mayoría de las veces en comparación con los textos de G. Flaubert) y analíticos (por regla general, con los textos de K. Marx). También se presta una atención considerable al estudio del contexto cultural de las obras históricas y filosóficas.

En términos tecnológicos, la nueva historia intelectual utiliza el método de la lectura atenta e interminable, basada en el deseo de comprender cómo se eligieron las estructuras del habla para el texto, cómo una determinada estrategia textual influyó en la trama, determinando la trama y el estilo de la narración.

En consecuencia, la nueva historia intelectual actúa como una especie de mensaje a los historiadores profesionales, que les llama a abandonar el enfoque ingenuo del contenido del texto histórico como reflejo de una realidad objetiva que existe independientemente del historiador, y de la visión del lenguaje como forma simple en que el historiador envuelve sus pensamientos. La forma de discurso en que se moldea la presentación del material histórico, según los nuevos intelectuales, está íntimamente relacionada con los principios de su comprensión. Esta forma de ninguna manera es "inocente", a veces determina el contenido mismo del texto que crea, además de la voluntad y la conciencia del investigador. El historiador, tanto en el pasado como en el presente, voluntaria o involuntariamente construye su texto, obedeciendo a las exigencias de la retórica imperante en su época. El lenguaje del historiador, saturado de giros estilísticos (metáfora, metonimia, sinécdoque, etc.), no es en modo alguno neutral ideológicamente, está condicionado por los hábitos de pensamiento y lenguaje de una determinada cultura. De un flujo continuo de eventos, el autor de una obra histórica destaca la trama (exposición, trama, desarrollo de eventos, clímax, desenlace). Como resultado de esta construcción argumental, se produce una reconstrucción literaria del pasado histórico, creando

se da su interpretación. Este es el esquema lógico general del abordaje metodológico del trabajo histórico, propuesto por la nueva historia intelectual, que trabaja en el marco del paradigma posmoderno.

La versión original de la historia intelectual estuvo asociada a búsquedas metodológicas en el marco de la investigación sobre la historia del pensamiento social y la cultura espiritual de la sociedad europea occidental y se desarrolló como una de las áreas de la historiografía predominantemente angloamericana desde finales del siglo XIX. Mejorando y enriqueciendo las tradiciones de la visión positivista de la historia de las ideas, la historia intelectual consideró el potencial ideológico y espiritual de las sociedades europeas como parte orgánica de la historia política que prevaleció en la comunidad académica occidental y, en este sentido, siguió conservando su carácter instrumental y aplicado.

La historia intelectual es una de las ramas del conocimiento histórico que se desarrolla con mayor intensidad y que estudia el patrimonio intelectual (ideas, teorías, textos) a través del prisma de la cultura y el entorno sociocultural de sus portadores (en contraste con la historia de la filosofía y la historia de las ideas , con el que está estrechamente relacionado).

Bajo la influencia del giro epistemológico, que implicó una reevaluación radical de los componentes metodológicos y sustantivos del conocimiento histórico y, más ampliamente, humanitario, se produjo una cierta demarcación de los historiadores. Por un lado, había partidarios del enfoque tradicional de la historia de las ideas, por otro lado, partidarios de un nuevo enfoque que apuntaba a los especialistas a aislar los elementos internos (a veces repetitivos) de los complejos ideológicos y comprender los mecanismos para la formación. de tales bloques y sistemas filosóficos. El número de partidarios del nuevo enfoque creció. En este sentido, fenómenos intelectuales tan significativos solían perder su significado atractivo para el historiador, cuya atención se desviaba hacia la reconstrucción (en otras versiones posteriores, deconstrucción) del proceso de cristalización de las ideas en la sociedad, hacia la “arqueología” del conocimiento humano. en general. Repina muy razonablemente comenta sobre este tema:

“El cambio en la atención de los investigadores del estudio de la continuidad en el desarrollo de las ideas al conocimiento de cada una de ellas en el contexto de su propio tiempo, lugar y entorno, marca el tránsito de la absolutización del objeto de su estudio a su relativización consistente El "contenido interno" (idea, doctrina, teoría, texto) aparece simultáneamente como resultado de la internalización por parte del sujeto pensante del contexto sociocultural externo y como un posible requisito previo para la transformación de este último. , la orientación hacia el contexto sociocultural no significa en modo alguno la reducción a él de lo que constituye el contenido, el lado "interior" del objeto de la historia intelectual.

El campo de investigación de la historia intelectual desde sus inicios estuvo determinado por el enfoque en la solución de nuevos problemas.

Los historiadores buscaron descubrir no solo los mecanismos de formación, difusión y posterior recepción de nuevas ideas por parte de varios grupos sociales e individuos. Estaban interesados ​​en la naturaleza de proceso intelectual, así como diversos contextos que determinaron una u otra forma de difusión y posterior existencia de las ideas. Al mismo tiempo, el énfasis se desplazó hacia los llamados complejos o estructuras de ideas a gran escala, lo que abrió la posibilidad de una visión más holística de la vida intelectual de la sociedad.

Experimentando una cierta influencia de la Nueva Historia Social, así como de la antropología cultural, los partidarios de la historia intelectual buscaron equilibrar la oposición tradicional entre la circulación ordinaria de ideas y su versión más "pura", asociada a las actividades de las comunidades profesionales, intelectuales. agentes propiamente dichos, y más allá, pero con menor éxito.- representantes de élites sociales vinculadas de una forma u otra con el poder supremo (el estado) y sus diversas instituciones.

El determinismo social de los complejos intelectuales que dominaron en ciertas épocas amplió el campo temático de la historia intelectual, llevándola más allá del marco de las "grandes" ideas tradicionales y contribuyendo a la articulación de las estrategias del pensamiento y la psicología cotidianos (ordinarios). El enfoque de tal historia no era tanto axiológico procesos importantes la evolución de las ideas, cuántos modos y formas de su penetración en los diversos niveles del organismo social.

Caracterizando lo último historia intelectual, los expertos señalan el conocido pluralismo metodológico, el papel de los préstamos interdisciplinarios, así como la tolerancia característica hacia otros enfoques profesionales. Las posiciones de liderazgo en la comprensión teórica y cognitiva de los fundamentos de la historia intelectual están ocupadas por la "historia de las ideas" del filósofo estadounidense Arthur Lovejoy (1873-1962), la sociología del conocimiento del científico alemán y británico Karl Mannheim (1893). -1947), la historia de las mentalidades que se remonta a la primera generación de la Escuela de los Annales, la Escuela de Historia de los Conceptos de Cambridge (John Dunn, Pocock y Skinner), y la arqueología del saber de Foucault.

En las últimas dos décadas se ha incrementado la influencia de la llamada historia global, lo que predeterminó el interés de los especialistas por fenómenos intelectuales de gran duración histórica. En el marco de esta dirección se estudian conceptos que tienen un carácter perdurable para la reflexión intelectual, razonando sobre el sentido y sentido de los cuales constituyeron un repertorio invariable de procesos que crean el pensamiento humano.